¿REACCIÓN EXAJERADA O LA GOTA QUE COLMO LA COPA?
“Tanto en Chile como en Puerto Rico fueron los estudiantes, los jóvenes, quienes iniciaron las manifestaciones. En la Isla del Encanto le llaman la generación del “yo no me dejo”. Muchos de los que protestan en Chile no vivieron la dictadura de Pinochet, pero se enfrentan a un futuro que se proyecta complicado, para muchos sin oportunidades dignas y justas”
Por: Carolina Rosario
Periodista de Univision Network
Cuándo la dictadura de Augusto Pinochet terminó en Chile en el 1990, la economía del país tuvo un crecimiento enorme. La clase media aumentó y el país se convirtió en el oasis de Sudamérica. Sin embargo, con el paso de los años los gobernantes comenzaron a olvidarse de la clase trabajadora y pobre. Hoy día Chile se posiciona como la nación con mayor desigualdad dentro de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OECD) que conforman 36 países. La mitad de los trabajadores chilenos ganan $550 dólares al mes o menos, y el ingreso de los ricos es 13.6 veces mayor al de los pobres. (Fuente: National Statistic Institute)
El gobierno estaba haciendo poco, o lo que hacía no estaba resultando para combatir la desigualdad. El último golpe fue aumentar el pasaje del transporte público, lo que desató protestas masivas en el país que escalaron al nivel de incendios en los trenes, saqueos, vandalismo y violencia. ¿Es esta una reacción exagerada?
El caso de Chile me recuerda a las protestas que se desataron en Puerto Rico durante el llamado “Verano del 2019.” En esa ocasión los puertorriqueños se unieron en protestas masivas por 15 días consecutivos hasta lograr la renuncia de su gobernador. Las manifestaciones iniciaron tras la filtración de un chat en el que el mandatario compartió mensajes indignos, burlones y degradantes contra miembros de su propia población. Para algunos en aquel entonces, las protestas parecían una exageración, pero las movilizaciones no eran sólo por los “chats”. Esos mensajes fueron la gota que colmó la copa de una crisis económica agudizada descaradamente por la corrupción. En Chile pasa algo similar.
“No es por 30 pesos, es por 30 años”. Esa es la consigna que más resuena entre los chilenos que se manifiestan. Un residente del país costero de nombre Murón escribió en las redes sociales: “Las protestas tienen que ver con más de 30 años de desigualdades, pensiones de miseria, el costo de vida versus los salarios, el hecho de que pocas familias sean las que controlen al país a su antojo y que queden impunes por sus delitos de colusión”. Esto resume lo que pasa en Chile. El alza del transporte simplemente colmo la copa.
Hace unos años los dueños del banco Penta fueron declarados culpables de financiar ilegalmente a candidatos de partidos políticos de derecha, y la amonestación fue cumplir con clases de ética en la universidad. Por casos cómo el anterior es que la gente está protestando.
Tanto en Chile como en Puerto Rico fueron los estudiantes, los jóvenes, quienes iniciaron las manifestaciones. En la Isla del Encanto le llaman la generación del “yo no me dejo”. Muchos de los que protestan en Chile no vivieron la dictadura de Pinochet, pero se enfrentan a un futuro que se proyecta complicado, para muchos sin oportunidades dignas y justas.
Gran parte de la población en Chile ha recibido educación formal, y por ello, son cada vez más conscientes de las cosas que están pasando. Es difícil ponerles una venda sobre sus ojos.
Si bien en cierto que grupos criminales organizados han tomado ventaja de la situación para causar el caos, generar violencia y destrucción, no debemos dejar que esas imágenes empañen el tema central.
Hasta ahora, la presión de los manifestantes obligó a que el presidente Sebastián Piñera propusiera medidas para manejar la desigualdad en el plan de salud y pensiones, bajar el costo de la electricidad, mejorar la asignación de fondos para los estados más pobres y mejorar el tratamiento a las víctimas del crimen en el sistema judicial. No obstante, las propuestas no parecen ser suficientes y siguen sumándose los días de protestas en las calles chilenas.
No puedo evitar pensar que los puertorriqueños pudieron inspirar a los chilenos y los chilenos inspiraran a muchos más.